miércoles, 20 de abril de 2011

Huevo de Pascua

La Pascua cristiana tradicional dura cincuenta días desde el domingo de Pascua, el cual tiene fecha variable. Este domingo es siempre el siguiente a la primera luna llena del equinoccio, equinoccio proviene del latín aequinoctium y significa noche igual debido a que los día tienen una duración igual a las noches en todos lugares de la Tierra excepto en los polos.
Desde varios milenios antes de nuestra era, en las culturas mediterráneas, se festejaba la primera luna llena de la primavera y la fiesta duraba una semana. Todas las culturas dan importancia a este momento, es el comienzo de la siembra, el comienzo de la prosperidad.

Diversos pueblos han considerado el huevo como símbolo universal de la vida.

Huevo de Pascua


Ingredientes:
Chocolate, la cantidad dependerá del tamaño del huevo que se quiera hacer. Lo más importante aquí es la calidad del chocolate, si queréis una recomendación os propongo la marca Valrhona y la podéis conseguir en la tienda Parami.
Molde de plástico no poroso y de uso alimenticio.
Pincel de repostería.
Espátula de metal de repostería.
Termómetro

Elaboración:
Para hacer los huevos de pascua lo primordial es atemperar el chocolate, es decir, el chocolate debe pasar por una serie de temperaturas de esta manera logramos una correcta cristalización de la manteca de cacao ya que esta tiene una estructura polifórmica formada de grasas diferentes y esta es la razón por la cual hay que someter al chocolate a distintas temperaturas, el enfriado y calentamiento debe estar siempre acompañado de movimiento. ¿Y para qué sirve? Para mejorar su conservación (hasta 34ºC), el brillo y aumenta sus propiedades aromáticas.

Puntos de fusión según tipo de chocolate:

Chocolate Negro: 50-55ºC / 29ºC / 31-32ºC
Chocolate con Leche: 45-50ºC / 28ºC / 30-31ºC
Chocolate Blanco: 40-45ºC / 26ºC / 29ºC

Se coloca el chocolate en un bol y se lo calienta a baño maría hasta su punto de fusión más alta, remover con espátula y controlar temperatura con termómetro. Retirar y volcar el chocolate sobre una superficie fría y limpia (la superficie más idónea es el mármol, ya que este no absorbe el calor del chocolate y facilita el enfriamiento), con espátula de metal removeremos el chocolate de un lado a otro hasta alcanzar el punto de enfriamiento más bajo, volveremos a colocar el chocolate al bol y a baño maría subiremos la temperatura hasta el punto intermedio con el cual trabajaremos el chocolate.
Es recomendable que ya tengamos los moldes a mano y limpios (sin polvo, ni huellas), con un pincel pintaremos el interior de los moldes con chocolate, la primer capa debe ser fina y sin dejar estrías, giraremos el molde dando unos pequeños golpecitos para retirar el excedente de chocolate y dejamos que se enfríe boca bajo en la nevera, mientras tanto conservamos el chocolate en baño maría para que la temperatura sea la correcta en todo el proceso. Pasado unos minutos retirar de la nevera y volver a pintar el interior del molde, esta vez la capa debe ser más gruesa, giramos, damos unos golpecitos y otra vez a enfriar, repetimos esta último procedimiento una vez más, el huevo debe tener tres capas para que sea resistente.
Una vez bien frío el chocolate se contrae y se retira del molde.
Es muy divertido para los niños que los huevos contengan sorpresas, como un pequeño juguete y confites o caramelos, esto es opcional.
Con las manos limpias y bien secas cogemos cada medio lado del huevo y sobre una superficie caliente calentamos los bordes, rellenamos rápidamente con las sorpresas y unimos los extremos de cada mitad uniéndolos, el chocolate mismo hace de pegamento. Dejamos enfriar. y decoramos con pintura especial de pastelería o líneas de chocolate o las más expertas con decoraciones de chocolate.

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