lunes, 11 de junio de 2012

Claves para una dieta saludable

La alimentación es un elemento clave para la salud. Los nutrientes contenidos en los alimentos proporcionan energía, construyen y reparan sin cesar las células y tejidos, fomentan nuestro sistema inmunológico defendiéndonos de agentes patógenos, mejora nuestro rendimiento intelectual  y psicológico.


Para disfrutar de una dieta saludable basta con seguir estos principios básicos:

  • Acompañar todos nuestros platos con cereales y legumbres integrales, de ser posible de cultivo ecológico. Los hidratos de carbono son indispensables en la dieta, la OMS recomienda que un 50% de la ingesta total del día contenga hidratos de carbono complejos, de asimilación lenta y bajo nivel glucémico. Son ideales para el buen humor, mejorar la concentración y el aprendizaje, regulan el sueño y el transito intestinal, calman el apetito y contienen nutrientes indispensables para un buen funcionamiento del organismo.
  • Verduras, hortalizas y frutas de estación, y de ser posible de cultivo orgánico. Son una gran fuente de vitaminas, minerales y antioxidantes, con muy poco aporte calórico. Las vitaminas y minerales son fundamentales para los procesos de regulación metabólica, actúan como enzimas digestivas facilitando las digestiones, regulan el sistema hormonal manteniendo su equilibrio, regulan la ósmosis interna del cuerpo y son grandes depuradoras. Los antioxidantes son indispensables, evitan la oxidación que dañan a las células, y previenen el envejecimiento, las enfermedades degenerativas y el cáncer.
  • Aumentar el consumo de productos marinos, como pescados, sobre todo pescado azul rico en Omega 3 y algas. El Omega 3 es una grasa poliinsaturada y es el principal ácido graso estructural encontrado en el cerebro (córtex cerebral), son parte de la estructura de las membranas de las neuronales mejorando la sinapsis, también se concentra en la retina mejorando los fotoreceptores. Las algas son ricas minerales en especial calcio, hierro e yodo, en vitaminas como la A, las del grupo B y C y fibra, son grandes depuradoras de metales pesados, se la utilizan en tratamientos por contaminación radioactiva; son relajantes del sistema nervioso y muscular.
  • Moderación con el consumo de carnes, en especial las rojas, ricas en grasas saturadas y colesterol. Las carnes son beneficiosas en una cantidad pequeña, suelo recomendarla máximo 2 veces a la semana. Las carnes son ricas en vitamina B12 y zinc. Es importante acompañarlas de otros alimentos ricos en fibra, vitaminas y minerales que regulen la sobrecarga digestiva y depuración.
  • Evitar alimentos industrializados, envasados, precocinados y manipulado. No hay nada mejor que hecho en casa, ya que podemos elegir productos ecológicos, frescos, al prepararlo y comerlo en el momento obtenemos mayor cantidad de nutrientes. Los alimentos cuanto más se conservan más pierden propiedades nutricionales, y en la industria alimentaria, para evitar contaminaciones masivas, elevan la temperatura de los alimentos por encima de los 70ºC destruyendo gran parte de los nutrientes. 
  • Moderar el consumo de sal y azúcar. Una pizca de sal alegra la vida, pero su abuso puede acarrear problemas de salud como el endurecimiento de las arterias y la tan famosa hipertensión arterial. Cuando se abusa del azúcar generamos una gran pérdida de minerales, sobre todo el calcio, esto es debido que para que el organismo la pueda metabolizar va robando minerales del hueso y los tejidos, en cambio, el contenido de azúcar de una fruta está en equilibrio con la cantidad de minerales y fibra para regular su metabolización.
  • Hay un dicho muy sabio que dice: "Desayunar como un rey, comer como un príncipe y cenar como un mendigo". El mayor desgaste energético lo hacemos a lo largo del día, y es en esos momentos cuando debemos aportar al organismo de la energía y material necesario para desempeñar sus funciones, y una cena ligera será más beneficiosa para lograr un sueño reparador y un sistema inmune sano y fuerte. 
  • Es aconsejable una dieta variada y en lo posible hasta personalizada. Las dietas monótonas y repetitivas a la larga generan desequilibrios nutricionales, pudiendo provocar deficiencias alimentarias. 

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