lunes, 12 de noviembre de 2012

Los buenos hábitos alimenticios se siembran en la infancia

Cuando era pequeña no existía aún los alimentos transgénicos, y aún existía la cultura de la comida hecha en casa. En mi familia no nos privábamos de nada, pero los refrescos, los chuches y la comida chatarra estaba reducido a ocasiones excepcionales. Hoy por hoy doy gracias a eso, porque puedo comer mal un día o dos, pero al tercer día muero por un plato de comida saludable. Y si no tengo ganas de cocinar, no importa, lo más importante es comer algo digno, que saco fuerzas de donde sea y me pongo a la labor. Finalmente acabo agradeciendo el sacrificio.


Cuando te acostumbras a comer bien, es muy difícil renunciar a eso. El organismo lo sabe y lo reclama a través del deseo o los antojos. Pero si el organismo ignora su beneficio, lo dejamos indefenso, reclamando o antojándose por cosas que al final no lo benefician. Porque al final nuestros deseos van entorno de aquello que conoce y no de lo que desconoce. 

Ahora esta labor no es tan sencilla, porque corren las prisas, y uno llega a casa cansado y sin ganas de cocinar, pero cuando se trata de nuestros hijos, no hay escusas para disuadirse. Hay una frase que dice: el futuro es hoy, y ellos son el futuro.

Otro factor importante a tener en cuenta es no utilizar el alimento como castigo o recompensa, mezclándolo con emociones que pueden distorsionar sus gustos o preferencias ante un sentimiento. La alimentación es necesaria para la vida, necesitamos de los nutrientes para el desarrollo y crecimiento, el alimento es la base sustancial de nuestra existencia, de ahí se obtiene la energía para enfrentar las exigencias del día, de los estudios y el deporte. No es necesario caer en abusos alimentarios para sentirse mejor emocionalmente, las emociones no se curan y los problemas no se solucionan con la comida. 


Recomendaciones:
  • Tener horarios establecidos de comida, esto evita picar fuera de hora cosas que no son saludables, el organismo se acostumbra a tener necesidades en determinados momentos y no todo el día en cualquier lugar. Esto también facilita a tener una alimentación más equilibrada.
  • No es necesario prohibir alimentos, pero sí es necesario explicar porque ciertos alimentos no pueden ingerirse a todo momento y que no generan daños si se comen exporadicamente, pero que pueden generar problemas de salud si se comen de manera regular.
  • A los niños no es que no le gusten las verduras, si que hay cierto grado de dificultad con algunos alimentos. Es importante tratar de conocer las preferencias de ese pequeño ser y tratar de ajustarlas al alimento. Es decir, hay alimentos que son rechazados porque la textura es demasiado blanda o crujiente, pero con una cocción adecuada podemos hacer milagros a la hora de convencer a un niño de que ese alimento es el más rico del mundo. Se puede comer sano y rico.
  • Los alimentos deben ser variados, no es conveniente caer presas de la repetición. Cuanto más variados son los alimentos, más variados serán los nutrientes que estos nos proporcionen, y de esta manera nos garantizamos una alimentación balanceada y nutricionalmente completa.
  • Hay períodos que los niños tienen más apetito y otras épocas que hay que rogarles para que coman. Aquí es muy importante saber porque pasa eso, quizás no tiene hambre porque el niño no tenga tanto desgaste físico (ejemplo: fuera del período escolar), o quizás tenga más apetito porque este por dar un estirón. Si se tiene dudas se puede consultar con un profesional. 
  • La presentación del alimento es importante, todos comemos con los ojos antes que con la boca.

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