Piel bien hidratada, piel sana

La hidratación y nutrición de la piel son cuidados diarios e imprescindibles, ahora más en verano. Cuando la piel pierde humedad acelera su envejecimiento, volviéndose frágil, arrugada y poco luminosa. Las personas que son dermosensibles sufrirán más la falta de una correcta humectación pudiendo padecer de rojeces, irritaciones, escamas e incluso grietas.

La piel también es un reflejo de nuestra alimentación, una alimentación equilibrada rica en verduras y frutas con acción antioxidante es esencial, como el consumo correcto de agua. Pero, también vivimos en un medio contaminado expuestos a agentes agresivos. Que, una higiene con jabones naturales, una buena crema nutritiva por la noche y una correcta hidratación durante el día es importante.

Aplicarse una crema hidratante por la mañana no solo aumenta las reservas de agua de la piel sino que crea una barrera de protección frente a los agentes del entorno. La crema que se elija ha de ser de textura ligera, sobre todo en pieles grasas. En pieles adultas ha de proveer las carencias vitamínicas y reforzar las defensas naturales, aparte de aportar luminosidad. Si la tirantez persiste a pesar de un correcto tratamiento, se puede recurrir a un sérum.

El sérum es un producto que se absorbe rápidamente, penetra hasta las capas profundas de la piel, no es traso y se formula con activos a muy alta concentración. No debe sustituir a la crema diaria, el sérum se debe aplicar antes de aplicar la misma y sobre la piel limpia.

Otra manera más natural y sencilla es aplicar unas gotitas de aceites vegetales en la crema hidratante, como rosa mosqueta, argán, aguacate o almendras. Los aceites son ricos en ácidos grasos esenciales y antioxidante, generando una barrera que impide que la piel se deshidrate, sin obstaculizar la transpiración. Puede parecer graso al momento de la aplicación, pero como sus grasas tienen gran afinidad con la piel se absorben rápidamente.