En cada cambio de estación la piel es la que más sufre, la calidad del clima, los ambientes controlados y los cambios alimenticios, siempre hay un proceso de adaptación y como la piel es la capa más externa que tenemos que hace de barrera entre el cambio interior a las inclemencias del exterior.
La mayoría de las personas alternamos entre un ambiente "controlado" que siempre está bien calefaccionado en invierno, con períodos "incontrolados", más cortos, que suceden en el exterior, cuando salimos. El estar constantemente cambiando de temperatura provoca la sequedad en la piel.
Durante el invierno, las calefacciones deshidratan la piel y hay que acostumbrarse al frío y viento. Estos son factores que empiezan a dejar la piel más sensible y seca.
Importante beber agua para mantener la hidratación apropiada, una dieta adecuada a cada clima, el tipo de jabón que utilizamos y evitar ambientes en exceso climatizados.
Mascarilla de Aguacate
1/2 aguacate
2 cucharadas de aceite de almendras
2 cápsulas de vitamina E
Retirar la pulpa de 1/2 aguacate y mezclarlo con el resto de los ingredientes hasta formar una crema homogénea, aplicar sobre el rostro evitando el área de los ojos, dejar actuar 30 minutos y retirar con agua templada.
Mascarilla de Plátano
1 plátano maduro
2 cucharaditas de miel
4 cucharadas de agua de rosas
2 cápsulas de vitamina E
Hacer un puré el plátano con la ayuda de un tenedor, ligar el resto de los ingredientes hasta obtener una crema homogénea, aplicar sobre el rostro evitando el contorno de los ojos, aplicar también en el cuello y escote, dejar actuar entre 5-10 minutos, retirar con agua templada.
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