Nunca olvidaré cuando mi madre me dijo: "El diablo no sabe por diablo sino por viejo".
Y es verdad, donde se pierde belleza que no falte sabiduría.
Pero ¿por qué envejecemos?
Envejecemos porque las macromoléculas que componen nuestro organismo (ácidos nucleicos, proteínas y lípidos) van acumulando daños que van provocando su pérdida de función. Debido a estas alteraciones, el funcionamiento normal de las células se modifica, lo cual va a alterar a su vez el funcionamiento de los diferentes órganos. Nuestro organismo es un sistema dinámico, en estado de degradación y reparación permanente. El envejecimiento corresponde a una ruptura de ese equilibrio, cuando la acumulación de daños sobrepasa la capacidad de reparación. En la ruptura del equilibrio dinámico, intervienen factores muy variados: influencias genéticas, comportamentales y ambientales pueden afectar de manera positiva o negativa en cada lado de la balanza.
La acumulación de daños en las moléculas endógenas durante el envejecimiento se debe a varios tipos de fenómenos:
- Radicales libres: el proceso normal de producción de energía en nuestras células, esencial para mantener las funciones vitales, tiene lugar en el interior de las mitocondrias. De manera colateral, durante este proceso se generan especies reactivas del oxígeno que son compuestos moleculares inestables, extremadamente reactivos, que alteran todos los componentes celulares (ádicos nucleicos, proteínas y lípidos). Se ha calculado que cada molécula de ADN contenida en cada una de nuestras células es objeto de 10.000 ataques por día por parte de los radicales libres.
- Glicación: algunos azúcares esenciales para nuestro metabolismo, como la glucosa, se consideraban biológicamente inofensivos hasta los años 1970. Sin embargo, estos azúcares pueden reaccionar con los aminoácidos de las proteínas de nuestro organismo (pero también con los ácidos nucleicos y los lípidos), en una reacción química relativamente lenta denominada glicación.
Este proceso conduce a la acumulación de productos de la glicación avanzada, PGA. Estos productos se generan mediante el establecimiento de conexiones anormales entre moléculas diversas que alteran su estructura y perturba gravemente su función. La glicación (también denominada reacción de Maillard) se estudió en primer lugar en los alimentos, para explicar el efecto producido por el cocinado y el almacenamiento prolongado, en donde aparecen los PGA, dando un aspecto "caramelizado".
Por tanto, a medida que aumenta la edad de una persona, los procesos fisiológicos normales del organismo van a provocar una acumulación de las lesiones debidas a la oxidación producida por los radicales libres y van a "caramelizarse" por efecto de la glicación. Este fenómeno sinérgico se conoce con el nombre de glicoxidación, que está implicado en numerosas condiciones patológicas asociadas con el envejecimiento y/o la diabetes, como las cataratas, el alzheimer, la aterosclerosis, las nefropatías o las alteraciones vasculares periféricas, entre otras.
Pero que nada de esto nos aterrorice, la vejez es parte de nuestra existencia, tiene también su belleza, tener más arrugas no es el problema, el problema es que lleguemos mayores con salud.
No todas las personas somo iguales, hay gente un poco más delicada que otras, no todos estamos aptos para una vida desordenada, hay personas que se tienen que cuidar más. El cuerpo nos envía señales todo el tiempo, tenemos que aprender a identificar con agudeza que nos dice y saber responder a sus necesidades de manera inteligente. Con la madurez es de vital importancia saber que después de tantos años usando el mismo cuerpo, hay que proporcionar al organismo un pequeña ayuda, evitar la saturación y el exceso.
Hay que entender que las necesidades alimentarias de un niño son muy distintas que las necesidades alimentarias en un adulto. El niño está creciendo y desarrollándose. En edad adulta esas funciones no existen. En el desarrollo y crecimiento el cuerpo se renueva y se regenera de una manera constante y veloz, pero en edad adulta esa regeneración es lenta y limitada, mucho más cuando llegamos a la tercera edad. A partir de ahí nuestro cuerpo comienza a vivir cambios, también a estas edades nuestro carácter cambia, ya no hay tanta sed de aventura como en la juventud, la vida es más reposada y nuestra alimentación debe ser ligera, saludable y la más adecuada a la necesidad de cada persona.
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