Nos han educado con conceptos como: "esto es bueno" o "esto es malo", pero cuando de repente encontramos el termino medio, lo justo, nos sentimos aliviados. Es el alivio de haber dejado la culpa hacia un lado y haber encontrado una verdad absoluta, que no guarda en sí, más de lo que es.
Hay venenos que actúan como medicinas, y también, hay buenas intensiones que matan. Hallar el punto de equilibrio es un arte que cada uno de nosotros debemos desarrollar, no hay receta, no hay guías, es un camino único que cada persona debe descubrir por sí misma.
"Si cada día nos arreglamos el cabello. ¿Por qué no hacemos lo mismo con el corazón?" decía Gandhi.
Hablamos constantemente de contaminación ambiental, y por que no hablamos de la contaminación emocional.
Cuantas veces al día te encuentras deseando algo que no necesitas.
Copiando conductas que no te generan alegría.
Buscando soluciones de problemas que no existen.
Pensando en situaciones inexistentes.
Esperando algo del otro que te solucione a ti tu vida.
Vivimos esperando, vivimos en dependencia constante.
"Ayúdate a ti mismo y los demás te ayudarán."
Nos encerramos en realidades falsas, con creencias y costumbres que solo nos generan sufrimiento, ser conscientes de esa fantasía es como aceptar la falta de una identidad propia a la que denominamos personalidad y nos hace sentir únicos, pero es una trampa mortal que no nos deja ser en verdad nosotros mismos. Tememos vernos a nosotros mismos, a pensar por nosotros mismo por miedo al rechazo, por miedo de que nos dejen de querer sino decimos o hacemos algo determinado. Nuestros seres queridos esperan algo de nosotros y nosotros esperamos algo de ellos, no hay lugar a la decepción. Pero la frustración crece en nosotros como una mala hierba, y un día sin entender porque nos sentimos frustrados, incomprendidos y perdidos, a pesar de todos nuestros esfuerzos.
Nos han educado así,: esfuérzate y triunfarás. ¿Pero es verdad? ¿Y si lo es? Puedo garantizar que esta receta solo ha sido válida para unos pocos, que realmente creen que lo han logrado porque tapan sus frustraciones con elogios y adulaciones. Pero tras la coraza, el miedo, el pánico al fracaso; los acecha.
Es preciso aprender a cultivar la mente para que sea más flexible y capaz de comprender que no existe una realidad única, que somos independientes y en interrelación constante. Saber escuchar, adaptarse, crecer, aprender, a decir que no, a aceptar, a reír, a llorar, a enojarse, a relajarse, a encontrar y a perder, a recibir y a dejar ir. A ser uno mismo, a ser justo con uno mismo.
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